jueves, 9 de junio de 2016

La nostalgia de superar etapas

Hoy os escribo este post para pararnos a pensar en cuántos momentos pasamos con los pequeñajos, en cuantas etapas superamos y cuantas experiencias vivimos. Porque la mayoría de las veces lo hacemos de forma rutinaria y automática, y no nos detenemos en disfrutarlo (en la medida de lo posible).

Después de contaros cómo retiré la lactancia a Carla.  Tras decir hasta luegui a la cama de mamá y papá, de superar la entrada a la guardería, y en nuestra antepenúltima experiencia decir "adiós al chupete". Ahora hemos superado la operación pañal y coger rutina para ir a la cama. Como dice Carla: bravo!bravo!bravo! 
Suelo ser bastante nostálgica, y en estas etapas tengo como sentimientos encontrados.  Es alegría por superar etapas y ver crecer sana a nuestra niña, y pena porque se hace mayor y el tiempo pasa muy deprisa.

Tengo la impresión de que al ir avanzando en su desarrollo, los vamos alejando de nosotros. Aunque no es literal, obviamente. Es algo muy enriquecedor hacerles independientes y autónomos, puesto que estamos poniendo bloques para formar a la persona que será en el futuro. Pero tengo un sentimiento como de lejanía, como que al superar ciertas etapas se van escapando del nido. (Sí, solo tiene 2 años y medio. Pero ésta ahora mismo se independiza en la cabaña de juguete).

Para que me entendáis... Por ejemplo, al retirar la lactancia eliminas ese momento con ella, ese vínculo que solo tenéis vosotras dos, o al pasarla a su cama y que no se duerma tocándote (esto todavía lo hace XD), o cuando le quitamos el chupete y echaba de menos que lo llamase "titu" y verla relajadita chupeteando.

Ahora al quitarle el pañal, me está dando otra vez penita, porque eliminamos otro momento "íntimo". Dicen que el momento de cambiar el pañal es uno de los más significativos, porque aunque lo hagamos de forma casi automática y no seamos conscientes, es un ratito que dedicamos a ellos, a las risas, las caricias, hablar, cantar canciones, etc. Pensar en cuántas veces les habéis cambiado de pañal, en su cambiador, en la cama, en un aseo minúsculo, de pie, en medio del campo, en un millón de sitios. 

Yo tengo muchos recuerdos en el cambiador. Como cuando la estaba cambiando Manolo y los escuchaba hablar sin parar, era el ratito en el que más hablaba Carla con él. Me hacía mucha gracia escucharla parlotear sin parar aunque no entendiésemos nada (todavía no la entendemos del todo).  También recuerdo cuando empezó a moverse sin parar y era imposible ponerle el pañal, o cuando ya vimos que no cabía en el cambiador.  La verdad es que echo de menos hasta cogerla en brazos para ir a cambiarla y que esté un ratito quieta mientras la limpio y la cambio.

A lo mejor depende de cada niño, pero es que Carla va muy a su bola. Si, tiene momentos en los que quiere abrazarme o que esté con ella, pero casi siempre juega sola. Se va por el parque a descubrir mundo, a jugar con sus amigos, se sienta a ver dibujos, come sola, se busca alguien que la acompañe a donde quiere ir (le da igual que sea una señora que acaba de conocer en la carnicería...) En fin, como diría su tita "esta chiquilla es una despegá" XD

Que todo esto es super bueno. Porque es una niña muy independiente y autonoma. Pero yo me siento un poco así. A ver si hay alguna mamá loca o papá loco en la sala que me entienda ;) No se si seran las hormonas del embarazo o que soy una madre ñoña, creo que es lo segundo porque sin estar embarazada ya me pasaba. Soy una llorona jajaja Pero bueno, se hacen mayores, es ley de vida. Lo iremos superando :) 

Espero que este post os ayude a reflexionar un poco sobre lo rápido que pasan los momentos y a disfrutarlos un poquito más.

Gracias por leerme!!




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